El impulso de la movilidad aérea del motor de combustión interna
En 1903, los hermanos norteamericanos Wright inventaron el aeroplano, que dotaron también de un motor de combustión interna. Su difusión hizo aumentar notablemente la demanda de gasolina.
En el inicio del siglo XX apareció el aeroplano, que al igual que el coche no empezó a hacerse notar a gran escala hasta 1910. La expansión de esta forma de desplazamiento se vio favorecida por la expansión de los centros anormalmente desarrollados con vastos y distantes terrenos de aterrizaje.
De estos aeroplanos se pasó a aviones de hélices hasta llegar a los actuales reactores, que consumen gran cantidad de combustible. El desarrollo de la tecnología aeroespacial permitió fabricar aviones capaces de superar la velocidad del sonido, como el Concorde y los aviones de combate, además de naves espaciales y los modernos transbordadores, todos ellos con consumos ingentes de energía.