La aparición de la dínamo hidráulica

En la primera mitad del siglo XIX se dieron dos avances científico-técnicos que posibilitaron la aparición de la dínamo hidráulica. El primer avance que la hizo posible fue el trabajo sobre corrientes electromagnéticas realizado por Faraday en 1831. Este trabajo lo llevó a descubrir que un conductor que corta las líneas de fuerza de un imán crea una diferencia de potencial. Poco después recibió una carta anónima sugiriéndole que su descubrimiento podría ser aplicado para construir grandes máquinas. El paso hacia la dínamo hidráulica se consiguió sumando este descubrimiento al perfeccionamiento de la turbina de agua hecho por Fourneyron en 1832, quien construyó una turbina de 50 CV.

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