Condiciones en las cuencas carboníferas
La mayor parte de la materia orgánica que llega al suelo no se conserva, sino que rápidamente es descompuesta en las primeras etapas del enterramiento. En la cuenca donde se depositan estos restos vegetales tienen que darse una serie de condicionantes que favorezcan la preservación y posterior evolución de los mismos. Estas zonas de acumulación se corresponden con áreas pantanosas de aguas estancadas y poco oxigenadas. Actualmente podríamos pensar que las latitudes tropicales serían los puntos de mayor concentración de estas turberas debido al enorme volumen de biomasa, pero no ocurre así, ya que también son zonas de alta actividad bacteriana que descompone con rapidez la materia orgánica, y por lo tanto, es incompatible con el desarrollo de la turbera. Los climas fríos de Irlanda, Escandinavia o Canadá son los mejores aliados en la actualidad para la aparición de las turberas.
Las tasas de crecimiento de las turberas actuales (1 mm al año) son similares a las que se dieron en el pasado, con lo cual, para que lleguen a formarse las grandes cuencas del carbonífero, debemos pensar en cientos de miles de años de evolución. Pero no sólo se deposita materia orgánica en estos pantanos, sino que, como podemos comprobar hoy en día en las explotaciones de carbón, las capas de este mineral se encuentran intercaladas con estratos de areniscas, conglomerados, etc.