El agotamiento de los recursos energéticos es el motor de la historia de la humanidad. Siendo así, en la historia pueden identificarse diferentes ciclos, cada uno asociado a una cierta composición de recursos energéticos. Cuando esos recursos se agotan, se abren nuevos ciclos. Cada uno de ellos se inicia con un período de abundancia de los recursos que permite la estabilidad de la sociedad y su crecimiento. Este aumento de la población supone un aumento de presión sobre los recursos, disminuyendo el abastecimiento. Para hacer frente a la escasez, se desarrollan mejoras tecnológicas para el manejo de los recursos, que incrementan la eficiencia energética. Aun así, las dificultades de abastecimiento llegan a ser tan grandes que sobreviene la crisis energética. La crisis trae consigo un período de penuria durante el cual se experimentan nuevas tecnologías en la búsqueda de mayor disponibilidad energética. La obtención de nuevas tecnologías restaura la disponibilidad energética a través de la explotación de un nuevo recurso, abriendo así un nuevo ciclo.
