En principio nos llegaba la energía de la caza y de la recolección
Aunque los seres vivos están empeñados en una batalla constante para obtener energía disponible de su medio, a costa de desordenarlo, sólo el Homo sapiens cuenta con herramientas tecnológicas que le ayudan a conseguirlo. Fabricamos herramientas y maquinas para extraer energía del ambiente; edificamos casas para retener energía y mantener el calor de nuestro cuerpo, buscamos formas de transportar energía de un sitio a otro, y garantizamos esa distribución con instituciones económicas, gobiernos y ejércitos. Pero ninguna de estas actividades puede ser ajena a las leyes de la termodinámica.
La Humanidad aprendió a lo largo de miles de años a utilizar diferentes fuentes de energía. En principio, esta se limitaba al trabajo muscular realizado por los individuos a partir de la energía obtenida de los alimentos. El Homo sapiens apareció hace unos 150.000 años en África; sus necesidades energéticas dependían de la caza de grandes herbívoros, hasta extinguirlos. Con comportamientos nómadas fue desplazándose hacia el norte, llegando a Europa hace unos 40.000 años, posiblemente buscando nuevas zonas de caza. Este comportamiento es muy probable que supusiera la extinción de los grandes herbívoros con la consiguiente desaparición de los grandes carnívoros, que quedaron sin presas por competencia con las técnicas de caza de los humanos. Este sería el primer gran impacto humano en la naturaleza a causa de la búsqueda de la energía necesaria para una especie en expansión.