Una aproximación desde la industria y producción de energía de España en comparación con la UE
A España, con un crecimiento de consumo energético de más del 40%, le corresponde un PIB que no llega al 30%. Al mismo tiempo, las emisiones de CO2 en la última década del siglo XX aumentaron un 33%. Curiosamente, el límite establecido en el Protocolo de Kyoto era del 15%.
Las emisiones totales de gases efecto invernadero (GEI) en el 2006 habían alcanzado las 433 339 quilotoneladas de CO2 equivalente, el que supone un incremento del 49,5% respecto de la cantidad asignada en el año base del Protocolo de Kyoto (289 773 quilotoneladas de CO2 eq), descendiendo un 1,7% en relación al 2005, desde que se firmó el Protocolo.
En relación a la Unión Europea (UE), de los 15 estados miembros de ese año, España era el más distante del objetivo establecido en el Protocolo de Kyoto, distanciándose en un 37,3%.
El año 2006 es también el primer año en el que disminuye el consumo anual de energía primaria. Esta relación entre niveles de CO2 y consumo de energía siempre está presente por la dependencia que esta tiene de los combustibles fósiles.
Por lo tanto, las oscilaciones entre las intensidades de emisiones de CO2 y los consumos energéticos están claramente relacionados. En buena parte estas oscilaciones responden a las variaciones climáticas e hidrológicas. Los inviernos fríos suponen un mayor consumo energético, y los años con precipitaciones elevadas aumentan la producción hidráulica de la energía, lo que se traduce en el menor consumo de energía.