Buenas prácticas en el transporte para reducir la huella
El transporte es el responsable del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero, esto indica que es el principal causante del cambio climático.
A la hora de desplazarnos, debemos valorar las opciones de que disponemos y escoger la más eficiente. Para las distancias cortas podemos ir a pie o en bicicleta (está demostrado que la bicicleta es el transporte más eficiente para moverse por una ciudad, tanto en relación a la rapidez, como a la emisión de GEI, gasto energético y gasto económico).
Para las distancias más largas podemos emplear el transporte público siempre que sea posible. En las distancias largas el ferrocarril es una mejor opción energética que el avión.
Si tu opción es coger el coche, interesa que tengas presentes las siguientes buenas prácticas:
- Compartirlo con más gente que vaya al mismo sitio.
- Conducir de forma eficiente (esto puede reducir el consumo hasta en un 25%) empleando marchas largas, velocidad uniforme, evitando acelerones y paradas bruscas, etc.
- Y cuando tengas que comprar un coche, ten en cuenta la clasificación energética, el consumo de combustible y las emisiones.
- Tal y como explicaremos más adelante también es importante reducir los desplazamientos al mínimo; para esto debemos darles prioridad a las tiendas próximas, frente a los centros comerciales alejados de donde vivimos, y a la compra de productos locales frente a aquellos que vienen de más lejos.
El avión es el medio de transporte con mayor emisión de CO2 por km y pasajero, pudiendo llegar a ser hasta 10 veces superior a la del tren o al del autobús. Un viaje Madrid-Londres de ida y vuelta en avión genera 811 kg de CO2.