La energía que necesitamos viene del Sol
Aunque estas formas de obtener la energía a las que estamos habituados son muy complejas y tienen un nivel de agresividad tal para con el Planeta que pueden poner en peligro nuestra continuidad como especie, la energía está presente en todas las cosas que hay a nuestro alrededor y, en su mayor parte, tienen su origen último en la energía del Sol.
Hay energía en el viento que sopla, en las olas del mar, en las aguas de los ríos que fluyen hacia el mar, o energía potencial en el agua que está almacenada en un embalse, en el agua que hierve en una olla. Pero si esa agua llega a hervir es porque hay energía en la leña, en el carbón, en el petróleo o en el gas con la que la calentamos, que, en última instancia, procede de la transformación de energía solar en energía química por el proceso de la fotosíntesis. También puede ser que esa agua la calentemos con resistencias eléctricas incandescentes, pero esa electricidad circula gracias a la energía que contenía el carbón o el petróleo de las centrales térmicas, o el uranio de las centrales nucleares, el viento de los aerogeneradores, o el agua que cae sobre la turbina de las centrales hidráulicas.
La radiación electromagnética del Sol es de varios tipos. La parte visible es capaz de provocar el proceso de fotosíntesis del que recibimos la energía que precisamos los seres vivos. La radiación incide sobre los cuerpos, parte de ella es absorbida y, como consecuencia, el cuerpo se calienta y emite calor (radiación infrarroja).