El abuso de la despensa por la electricidad
De acuerdo con la segunda ley de la termodinámica, toda conversión de energía y, por lo tanto, la transformación de la energía de una fuente primaria en un vector intermedio supone siempre una pérdida de energía útil en forma de calor (que también es una forma de energía), que se disipa al ambiente. Por consiguiente, cuantos más pasos intermedios existan en forma de conversión en vectores entre la extracción de la energía contenida en una fuente y su consumo final en forma de trabajo útil, más energía se desperdiciará en forma de calor, que no produce ningún trabajo útil, y más disminuirá el rendimiento energético de una fuente. De esta manera, siempre será más eficaz utilizar gas natural para calentar una olla de agua que utilizar el gas para generar electricidad en una central térmica, que lleva la electricidad hasta una casa y allí accionar una cocina con un horno eléctrico para calentar el agua de la olla.
Los vectores electricidad y carburantes del petróleo nos permitieron acercar la energía que necesitamos a donde vivimos, y al mismo tiempo nos permitieron vivir y movernos por donde queramos. También nos permitieron obtener la energía en la cantidad que se considerara oportuna, sin más limitación que la económica, lo que supuso formas de vida basadas en el abuso del consumo energético. Pero la complejidad es elevada, y la eficiencia, debido a las transformaciones que implica, es baja, por lo que el coste de llevar esta forma de vida dependiente del abuso energético no resulta igual de viable para todos. Por eso, los países más ricos se dotaron de vectores con más facilidad que los pobres.