El transporte de carbón condicionó la ubicación de las ciudades
Como las máquinas de vapor tenían un bajo rendimiento en pendientes superiores al 2%, las nuevas líneas siguieron los ríos y fondos de valles. Esto tendió a desplazar a la gente del interior y a amontonar a la población en las ciudades terminales, en los empalmes y en las ciudades portuarias, aumentando también la tendencia a establecer nuevas comunidades urbanas a lo largo de las principales líneas de transporte. A partir de la segunda mitad del siglo XIX el ferrocarril llegó a Oriente, India, China y Japón, llevando consigo métodos e ideas de esta civilización minera en la que apareció.
Este desarrollo de la minería hizo que el hierro se consiguiera barato y en grandes cantidades y que el carbón
permitiera el desarrollo de una importante industria siderúrgica. Así, al ser el hierro barato y la energía
abundante, la industria siderúrgica pasó a ser suministradora de múltiples aplicaciones,
herramientas e instrumentos de hierro, relegando la importancia de la madera como materia prima.