El camino para producir energía a partir del hidrógeno
Ya sabemos que el hidrógeno no se encuentra libre y que para poder disponer de él como combustible tiene que ser extraído. Aunque existen distintas formas de producir hidrógeno, casi la mitad procede del gas natural, haciéndolo reaccionar con vapor. Este proceso libera hidrógeno y deja como producto residual dióxido de carbono. Este proceso es el más barato para obtener H, pero como vemos la materia prima sigue siendo un hidrocarburo (gas natural) y sigue emitiendo CO2 en la conversión.
Otro proceso para liberar hidrógeno es por medio de la electrólisis. Este proceso consiste en la introducción de dos eléctrodos de distinta carga (positivo y negativo) en un tanque de agua pura en la que se disuelve un electrolito, y en la aplicación de corriente eléctrica continua a lo mismo. El resultado es que el hidrógeno se va a desplazar hacia el cátodo (eléctrodo de carga negativa) y el oxígeno hacia el ánodo (carga positiva). La electrólisis no es muy usada, pues resulta más caro este método (puede ser tres o cuatro veces más caro) que el de utilizar el gas natural como fuente de hidrógeno. Si la producción de gas natural llega a su máximo y, por lo tanto, el coste de la explotación se eleva, quizás la electricidad generada mediante energías renovables pudiera ser rentable en los procesos de electrólisis.
Por lo tanto, las energías renovables, como son la fotovoltaica, eólica, hidráulica o incluso la geotérmica, tienen un enorme potencial para generar la electricidad necesaria para ser usada en la producción de hidrógeno por electrólisis del agua. El hidrógeno, en esta asociación con las renovables, actuaría como almacén de energía (por ella una vez sean superados los grandes problemas de coste de las infraestructuras necesarias), que estaría disponible para ser suministrada cuando fuera necesaria.