Ejemplos de soluciones insatisfactorias
En España, actualmente, el cementerio de El Cabril, situado en la Sierra de Hornachuelos (Córdoba), es el cementerio nuclear de residuos de baja y media actividad, a pesar de que en un principio se dijo que allí no se almacenarían residuos procedentes de centrales nucleares, sino sólo de instalaciones radioactivas. No es un sitio apropiado para instalar un cementerio de residuos nucleares por varias razones:
- Se encuentra en una zona sísmica activa.
- Está en el sur, cuando la mayor parte de las centrales están en el norte, lo cual aumenta los transportes.
- Está en una zona de alto valor natural y, además, en la cabecera de la cuenca del Guadalquivir, cuyas aguas se contaminarían en caso de escape.
- Está situado junto a dos embalses que fornecen de agua la gran parte de los ciudadanos de Córdoba y provincia.
Fuera de cierto cantidades que se enviaron a reprocesar al Reino Unido en los años 70, y del combustible utilizado por Vandellós I -cerrada definitivamente tras el accidente de 1989-, que también se enviaba la Francia con igual finalidad, los residuos de alta actividad se almacenan, de momento, y de modo transitorio, en las propias centrales nucleares, en unas instalaciones conocidas como "piscinas de residuos".
En septiembre de 1987, en Goiânia, Brasil, un polvo azul (Cesio 137), un material altamente radioactivo que debería estar almacenado bajo estrecha vigilancia afectó a 300 personas.
Fugas y problemas geológicos en cementerios de residuos de baja actividad (residuos altamente radioactivos) de los Estados Unidos y el de Carlsbad (Nuevo Méjico).
Accidentes muy graves en los almacenes radioactivos rusos a partir de 1948; aún en 1991 permanecen en la zona dosis radioactivas mortales.
En 1973 en la Reserva de Hanford (EE UU), a pesar de una segura construcción con hormigón reforzado con una aleación de acero al carbono en el fondo y en los lados, y de estar hundido en el suelo con unos dos metros de tierra sobre su techo en forma de cúpula, un tanque que contenía residuos radioactivos de alta actividad procedentes de la planta de reprocesado de combustible Purex con unos 1,5 millones de litros, dejó que escapan al suelo más o menos 435 000 litros de líquido absolutamente radioactivo. La fuga era la décima registrada en Hanford y no sería la última.
En 1978, en la región soviética de Cheliábinsk, se produjo criticidade en una planta de tratamiento o almacenamiento de residuos radioactivos.
Probablemente esta catástrofe tuvo lugar en 1957 pero fue silenciada para no alertar contra el programa nuclear.