La preocupación de las presiones de futuro
La lista de accidentes en depósitos de residuos radioactivos se incrementa peligrosamente. Las estimaciones de sus consecuencias son sobrecogedoras: 450 000 personas contaminadas, de las cuales más de 50 000 recibirían dosis considerables ...
Se contemplan otras posibilidades aparte del almacenamiento como: enterramiento en el lecho marino o en hielos antárticos, envío al espacio, transmutación, reprocesamiento, almacenamiento en superficie o en profundidad.
Si los transportes de materiales radioactivos, combustible y residuos de las centrales nucleares son inseguros, las largas distancias que deben cubrir multiplican el riesgo.
Ni tan siquiera los colectores y bidones de material radioactivo pueden soportar un accidente en el transporte. Las pruebas a las que son sometidos resultan claramente insuficientes. Es inevitable que las carreteras que conduzcan al cementerio nuclear se conviertan en lugares de alto riesgo.
Lo más lógico es que unos transportes tan peligrosos no se realicen y que los residuos queden donde están. Son también muchos los accidentes debidos al transporte en aviones, navíos y submarinos o por carretera.
La lista es interminable. En definitiva, el transporte de material radioactivo multiplica el riesgo al que ya estamos sometidos por la actividad de las centrales atómicas.
Los residuos nucleares ya existentes son un grave problema al que hay que buscar solución. Con todo, el problema es doble, porque ninguna de las soluciones propuestas parece satisfactoria excepto dejar de producirlos.