Las consecuencias de la exposición a una radioactividad elevada son fatales para el ser humano. Está probado que puede causar la muerte, y en dosis más bajas provoca cánceres, enfermedades y trastornos genéticos que afectan de forma muy seria a la descendencia del afectado.
En los sesenta años de existencia de la energía nuclear, y a pesar de las enormes inversiones, nadie consiguió dar con una solución satisfactoria al problema de los residuos radioactivos de alta actividad.
De todos los problemas asociados al uso de la energía nuclear, que aconsejan su inmediato abandono, este puede ser el determinante. Si además estos residuos contribuyen a la proliferación de armamento nuclear, el problema se complica.
Estos letales residuos están acumulándose en las centrales nucleares del todo el mundo. En España también.
La industria nuclear no sabe qué hacer con ellos. Desesperada por el enorme volumen de los residuos radioactivos y el elevado coste de su gestión, trató y trata de resolver su problema de diversas formas, que son soluciones no satisfactorias.
