Las preocupaciones del uso de la energía nuclear
Cuando en los años 70 surgió con fuerza la energía nuclear como solución a la crisis energética se suscitó también una fuerte controversia por parte de la población por la falta de seguridad, el accidente de Chernobil, la dependencia de apoyos de los contribuyentes de todo el mundo, los residuos ...
Hoy en día parece que se está viviendo un nuevo resurgir de la industria nuclear internacional con la justificación del incremento de la demanda; la preocupación por el cambio climático y la dependencia exterior del suministro de combustibles fósiles coinciden también para reforzar la opción nuclear.
Mientras, así como los problemas de la falta de profesionales y necesidades de fuertes apoyos económicos se podrían reducir, la problemática de los residuos y la protección de la salud y seguridad pública seguirán siendo siempre preocupantes.
Se considera residuo radioactivo cualquier material o producto sobrante para el cual no está previsto ningún uso, que contiene o está contaminado con radionucleidos en concentraciones superiores a las establecidas por las autoridades competentes MITEC (Ministerio de Industria, Turismo y Comercio), previo informe del CSN (Consejo de seguridad nuclear).
Los residuos radioactivos pueden clasificarse de muy diversas maneras en función de sus características:
- Estado físico (es decir, si son gases, líquidos o sólidos).
- Tipo de radiación que emiten (alfa, beta o gamma).
- Período de semidesintegración (vida corta, media o larga).
- Actividad específica (baja, media, alta).
Es normal verlos clasificados en residuos de baja, media y alta actividad, y aunque en algunos países se gestiona cada tipo por separado, en España se hacen sólo dos categorías: los de baja y media actividad, por una banda, y los de alta por otro.
Los residuos de media y baja actividad proceden de la minería, del ciclo de combustible y de la irradiación de sustancias en instalaciones nucleares y radioactivas. Son menos peligrosos que los residuos de alta actividad, pero mucho más voluminosos. Un reactor medio genera unos 6220 m3 a lo largo de su vida.
La vida de los residuos de media y baja actividad varía mucho de unos a otros: va de unas decenas de años hasta cientos de miles de años. Los residuos de media actividad y vida larga son los materiales en contacto con el combustible en los reactores.
Un ejemplo importante y paradigmático lo constituye el grafito radioactivo de los reactores refrigerados por gas y moderados por grafito, como el de Vandellós I. En el grafito se encuentra presente, sobre todo, el carbono-14, un isotopo radioactivo con un tiempo de semidesintegración de 5370 años, el que hace muy problemático su almacenamiento con el resto de los residuos de media y baja actividad.